Consideraciones para un riego más eficiente y sostenible

La utilización mundial de agua (la mayor parte de la cual se destina a la agricultura), ha superado el ritmo del crecimiento demográfico durante la mayor parte del siglo pasado, y algunas regiones están cerca de superar los límites sostenibles convirtiéndola cada vez un bien más escaso y preciado en la agricultura.

Se prevé que para 2050 la población mundial supere los nueve mil millones de personas, por lo que la competencia por el agua en la agricultura será cada vez mayor. Ante esta previsión, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación está centrando sus esfuerzos en potenciar una mejor gestión del agua y mejorar el acceso para los pequeños agricultores para conseguir un desarrollo más sostenible.

Necesidades de agua en los cultivos

Conocer las necesidades de agua en los cultivos es el primer paso para un cálculo de riego eficiente. El cambio climático, el calentamiento global, la escasez de lluvias han hecho que la superficie de regadío haya aumentado notablemente en los últimos años, y con ello numerosos estudios para determinar  cuáles son las necesidades hídricas de las plantas.

Los métodos más utilizados son los que se basan en la evapotransipiración, es decir, la suma de la transpiración de la planta y de la evaporación en suelo y planta. La mayoría de estas fórmulas contemplan tres etapas:

1. Determinación de la evapotranspiración de un cultivo de referencia (ET0): que se determina a partir de datos meteorológicos y fórmulas empíricas. Se de fine como “la tasa de evapotranspiración de una superficie extensa de gramíneas verdes de 8 a 15 cm de altura, uniforme, de crecimiento activo, que sombrean totalmente el suelo y bien provistas de agua”.

2. Determinación de la evapotranspiración de cada especie cultivada (ETc): Esta se determina a partir del coeficiente de cultivo (Kc) que corresponden a la relación entre la (ET0) y la de “una determinada especie cultivada, exenta de enfermedades, que crece en un campo extenso, en condiciones óptimas de suelo, en el que se ha llegado a un potencial de máxima producción”.

3. Determinación de las necesidades de agua de los cultivos en cada caso particular: Los valores de pueden variar y en consecuencia deben adaptarse a la variación de las condiciones climáticas, de los suelos, prácticas de cultivo, variedades, ciclos, métodos de riego, rendimientos de las cosechas, etc..

Las  fórmulas empíricas más utilizadas en nuestro país para el cálculo de la evapotranspiración son:  Fórmula de Thornthwaite, Fórmula de Turc, Método de Penman, Fórmula de Blaney-Criddle.

También existen métodos directos utilizando sistemas instrumentales: Evapotranspirómetros, Lisímetros, Parcelas y cuencas experimentales, Perfiles de humedad del suelo, Atmómetro de Livingstone, Método gravimétrico…

Las últimas tecnologías para el cálculo de la evapotranspiración nos llega a través de los satélites, en lo que se lleva trabajando más de 10 años para conocer los balances de energía, índices de estrés, y el uso de la Teledección en temas hidrológicos.

Determinación del agua de riego

Una vez calculada las necesidades de agua del cultivo (ETc) por alguno de los métodos anteriores se calcula el agua necesaria para el riego (Ar) restándole a las necesidades del cultivo el agua obtenida por la lluvia (P):

Ar = ETc – P

Lo más normal es hacer estos cálculos con datos mensuales a partir de una media histórica.

La dotación de riego es el volumen de agua que se aporta en cada riego. Para determinarla es necesario conocer algunos valores de las relaciones agua-suelo (capacidad de campo y humedad de marchitez), peso específico aparente, profundidad de riego, etc…

La frecuencia de riegos se determina en función de las necesidades calculadas para el periodo considerado y de las dotaciones establecidas.

La dotación de riego suele mantener en un valor constante para toda la campaña, variando la frecuencia de los riegos para ajustar el aporte de agua necesario para la planta.

Los riegos se realizarán con mayor o menor rapidez, según sea la permeabilidad de los suelos a regar. La duración del riego en riegos por superficie es el tiempo que ha de permanecer la lámina de agua sobre el suelo en riegos por superficie hasta lograr la infiltración total del agua aplicada, en riego por aspersión y goteo se define como el tiempo que han de permanecer regando los emisores en esa misma posición hasta alcanzar la dotación de riego.

Una vez conocidas todas las variables que intervienen en el cálculo del agua de riego, podremos hacer un programa específico para nuestra explotación.

Orcelis fitocontrol ofrece un cálculo de planes de riego considerando las variables climáticas y el desarrollo de la planta para distintos cultivos y variedades. Sus fórmulas avanzadas consiguen un uso más eficiente del agua de riego, lo que se traduce en un ahorro económico para la explotación y una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

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